Un abrazo

En abril de 2013, un edificio de ocho plantas donde funcionaban varias fábricas de textiles, se derrumbó en Dacca, Bangladesh, el saldo trágico fue de 1.127 muertos y 2.438 heridos. Dentro de las impactantes fotos de las víctimas, una sobresale por su extraña mezcla de crudeza y sensibilidad, se trata de la foto de una pareja que murió abrazada, ella con una mano sobre el pecho, y él con una lágrima de sangre. (foto aquí)

A pesar de lo escabroso de la escena capturada en la foto, uno no puede evitar un sentimiento de solidaridad con la pareja, pues se trata de un gesto muy humano: abrazar a alguien. En la imagen, el chico pareciera decirle a la chica a través de su silencioso abrazo: “no temas, estoy aquí y no voy a ir a ningún lado si no es contigo”.

El abrazo es una manifestación no sólo de amor, sino de solidaridad y apoyo hacia el otro, es la fuerza que muchos de nosotros necesitamos para seguir adelante, es el reconocimiento de que solos no podemos enfrentar todas las adversidades, es la demostración de afecto y cariño más poderosa del mundo. Si con un apretón de manos, somos capaces de transmitir un sentimiento de bienvenida, con un abrazo entregamos el corazón, nuestro apoyo incondicional, nuestra solidaridad hacia esa persona.


Es necesario que empecemos a romper el viejo esquema de las formalidades, donde nos abstenemos de abrazar a quienes son objeto de nuestro afecto por esa actitud de falso respeto que a muchos de nosotros nos inculcaron desde niños. Si sacáramos por lo menos un minuto al día para preguntarnos cuándo fue la última vez que abrazamos a nuestros hijos, a nuestros padres o a nuestros seres más queridos, muchos de nosotros, con toda seguridad, nos sentiríamos avergonzados.

Necesitamos tu abrazo para curar las heridas de una sociedad que cada día se torna más insensible ante el dolor ajeno; necesitamos tu abrazo para saber que a alguien le importa el bienestar de los otros; necesitamos tu abrazo porque en las garras del suicidio han sucumbido seres humanos maravillosos; necesitamos tu abrazo porque la depresión se está convirtiendo en el mal de nuestro tiempo. 


Piénsalo bien: ¿A quién abrazarías antes del fin? piénsalo nuevamente: ¿Por qué no empiezas desde ya?